Aunque Óscar Iván Zuluaga pidió serenidad, prudencia y reflexión después de que el exmandatario y líder del Centro Democrático, CD, Álvaro Uribe Vélez, le cerrara la posibilidad de competir como candidato presidencial, las aguas en el interior del partido no se calman.

Incluso, algunos de los congresistas mantenían ayer el tire y afloje verbal en redes sociales. No importó que Zuluaga asegurara que “el futuro de Colombia es el bien superior, el país necesita del Centro Democrático y las convicciones trascienden los momentos de dificultad”.

Y es que el pasado viernes, en una carta, Uribe sostuvo que “la política se hace ingrata cuando obliga a decisiones que afectan intereses legítimos de compatriotas a quienes se quiere y se respeta” y precisó que Zuluaga y Luis Alfredo Ramos, quien espera sentencia de la Corte Suprema de Justicia por una investigación por parapolítica, “han sido víctimas de trampas criminales que esperamos puedan ser superadas”.

En la misiva, que causó revuelo político, Uribe indicó que el calendario electoral se está agotando “y nuestro compromiso con la ciudadanía nos obliga a no dilatar decisiones”, y recordó que los precandidatos de la colectividad seguirán siendo los senadores Paloma Valencia, María del Rosario Guerra, Iván Duque y los exdiplomáticos Rafael Nieto Loaiza y Carlos Holmes Trujillo.

Las reacciones no se hicieron esperar y la más vehemente fue la senadora Susana Correa, quien expresó que es “zuluaguista” y no apoya a Nieto. “Los zuluaguistas somos honestos y transparentes y no perdemos la esperanza que Óscar Iván entre a la contienda”.

De inmediato, Claudia Bustamente, reconocida tuitera uribista, le respondió a Correa: “Respetada senadora, los cinco precandidatos son honestos y transparentes. Gran ejemplo ha dado el doctor Zuluaga al hablar desde la serenidad, la prudencia y en especial, desde la reflexión”.

Mientras, Nieto dijo que no es cierto que se haya atravesado a la candidatura de Zuluaga. “No sé con qué mala intención en redes y chats dicen eso. Al contrario, defendí vehemente su regreso, como el del doctor Luis Alfredo Ramos”, sostuvo.

Agregó que no quiere ser el que impida la elección del candidato del partido: “Con profundas dudas acepté el mecanismo de encuestas exponiendo unas condiciones que no aceptaron, fui derrotado en mi posición”.

Y pese a todo el ruido que ha generado la decisión del jefe natural de la colectividad, expertos consideran que la discusión no va más allá de un ‘impasse’.

Los politólogos Vicente Torrijos, de la Universidad del Rosario, y Diego Cediel, de la Universidad de La Sabana, coinciden en que la medida de Uribe no va a afectar internamente al CD y en que Zuluaga no hará ‘toldo’ aparte, como han insinuado algunos.

“Tanto Zuluaga como Ramos gozan del aprecio de las bases y también del líder del partido, pero no hay duda de que cualquier situación que pueda afectar la legalidad del proceso tendría unas consecuencias muy traumáticas para la contienda”, explica Torrijos.

Añade que hay un recorrido que ya han hecho los cinco precandidatos y que sería forzar las reglas del juego si se incluye a alguien a mitad de camino. “A diferencia de otras agrupaciones, con liderazgos unipersonales, el Centro Democrático mantiene esa unidad a toda prueba. No hay ninguna manifestación y no creo que Zuluaga sea personalidad y perfil político de traicionar una colectividad”, dijo.

A su vez, Cediel considera que Zuluaga no optaría por irse solo porque, pese a tener un reconocimiento, los votos que ha alcanzado no le pertenecen. “La votación de las pasadas elecciones presidenciales, de Congreso y el No en el plebiscito es de Uribe, así como su liderazgo y expresividad mediática”, sentencia.

La encuesta

Los precandidatos del Centro Democrático acordaron realizar, durante las próximas tres semanas, tres encuestas continuas tanto para militantes como abierta. Los resultados deberán ser entregados tres días después de cada muestra.

Para tal efecto, se decidió la contratación de al menos tres firmas, las cuales deberán realizar 1200 encuestas abiertas presenciales que se harán sobre un censo electoral estimado de 14,5 millones de votantes. Y 500 encuestas cerradas que se harán a la base militante de forma aleatoria.

En la primera encuesta, saldrá un aspirante. En la segunda, otro, y en la tercera pueden salir dos precandidatos (si uno de los tres tiene más del doble del margen de error frente a los otros), o se hará otra encuesta entre los dos de mayor puntaje.