El atentado que le costó la vida al precandidato a la Presidencia Miguel Uribe Turbay, sumado al que vivió la semana pasada el congresista Julio César Triana, de Cambio Radical, evidencian el creciente fenómeno de violencia política que ha escalado hasta niveles inéditos en el país.

La gravedad de la situación ha llevado a que figuras de la política nacional como el congresista Lidio García Turbay, actual presidente del Senado, convoque a una reunión el próximo martes al Ministro del Interior y a representantes de partidos políticos, con el propósito de “trabajar unidos en un plan integral que garantice la protección de los candidatos y precandidatos a las elecciones en 2026”, según anunció el senador.

En lo que va del 2025, las cifras dan cuenta de un panorama desalentador. Según la Misión de Observación Electoral MOE, desde enero hasta el 8 de julio, ha habido 106 agresiones contra liderazgos políticos en el territorio nacional.

La precandidata por el Pacto Histórico, María José Pizarro, decidió iniciar su campaña en el Valle del Cauca, a donde acudió para tener un encuentro cercano con las bases barriales y populares de esta zona del país. Estas reuniones fueron en recintos más pequeños y controlados. | Foto: Cortesía Equipo de prensa de precandidata

“Mientras que en el 2021 el peso de la violencia política se encontraba en los liderazgos sociales y comunales, con el 41 %, este año la violencia que se ejerce contra líderes políticos es casi del 51 %”, comenta Alejandra Barrios, directora nacional de la MOE.

Para Álvaro Benedetti, consultor político, este cambio, que ha comenzado a centrarse en las grandes figuras políticas que arrancan sus campañas a las presidenciales del próximo año, trae consecuencias inmediatas en la manera de hacer política en los próximos meses.

“Seguramente obligará a que muchos precandidatos hoy replanteen sus estrategias y refuercen sus esquemas de seguridad, especialmente en las regiones con presencia armada pero también en las grandes ciudades, teniendo en cuenta lo que le pasó a Miguel Uribe”, comenta el analista.

Algunos de los departamentos que mayores riesgos presentan para el ejercicio de la política actualmente son Antioquia, Huila, Valle del Cauca, Cesar, Córdoba, Quindío y Bogotá que, según explica Alejandra Barrios, concentran casi el 55 % de los casos de este tipo de violencia.

“Lo que uno pensaría es que habría una decisión radical de los precandidatos a evitar salir a la plaza pública y recorrer las regiones, lo que plantea dos escenarios: el de los precandidatos presidenciales y el de los candidatos al Congreso, que necesitan los votos de las regiones”, dice Andrés Dávila, profesor titular del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Javeriana.

Redes sociales: el cambio de plaza

El debate político se ha traslado a redes sociales como Tik Tok y X, un hecho que parece acentuarse con las recientes acciones de violencia política que han sacudido a Colombia, pues muchas campañas han decidido no salir en convocatorias masivas.

Para Juan Pablo Milanesse, profesor de ciencias políticas en la Universidad Icesi, este fenómeno se remonta a campañas pasadas, consolidando de esta manera dos arenas en donde hacer política: “Por un lado, está la arena física y, por el otro, está la arena virtual, que es la de las redes sociales. No sé hasta qué punto muchos de estos precandidatos abandonarán la arena física, pero a medida que se acerque más la recta final de la campaña, van a estar activamente ahí”.

Mauricio Lizcano, otro de los precandidatos en la puja por la presidencia el próximo año, también ha sostenido encuentros con sus bases. | Foto: Prensa Mauricio Lizcano

“Mi lectura es que se van a hacer campañas muy selectivas y centralizadas, posiblemente concentradas en las cinco o seis ciudades principales del país. Se utilizarán los medios tradicionales y alternativos que se mueven en el ámbito digital, también en actos cerrados, sin mucho involucramiento de ciudadanos de a pie, lo que condicionará de una manera significativa la legitimidad del ejercicio político durante la campaña”, opina Benedetti.

La senadora María Fernanda Cabal, quien el 13 de agosto denunció ante senadores de EE. UU. la violencia contra la oposición en Colombia, aseguró que su campaña irá en este sentido: “Nuestra estrategia será el voz a voz y el uso intensivo de las redes sociales, que hoy son herramientas poderosas para movilizar sentimientos y visibilizar lo que ocurre en cada rincón del país. No vamos a exponernos temerariamente, pero tampoco vamos a renunciar a la calle. Cambiamos las plazas masivas por mil ‘microplazas’ y formatos que protejan la vida y nos mantengan cerca de la gente”.

Gustavo Bolívar, precandidato a la presidencia por el Pacto Histórico, comentó que la violencia reciente sí ha cambiado el desarrollo de las campañas. “Ya, por ejemplo, no estamos aceptando reuniones en plaza pública, hasta que tengamos un sistema de protección más robusto, que hoy no lo tenemos. Creo que todos se están limitando a hacer reuniones en sitios cerrados, acudiendo más a los medios, las redes, pero es una lástima porque se pierde el contacto con la gente que es tan importante”.

Pese al uso extendido de las plataformas digitales, para Andrés Dávila, su uso -y el éxito aparente de ellas- no garantiza resultados favorables a la hora de conseguir votos de la ciudadanía:

“Las redes pueden generar mucho ruido, pero no necesariamente votos. En 2010, Mockus pensó que ganó por lo que vio en Facebook, pero no ganó en las elecciones reales”, opina, y agrega que, en todo caso, se trata de un porcentaje minoritario de la población, que se encuentra situado en contextos sociales y geográficos específicos.

Para Álvaro Benedetti, además, el uso de estas plataformas puede traer consecuencias negativas para el nivel del debate y las propuestas por parte de cada candidato: “Las redes sociales permiten que los candidatos sorteen sus limitaciones de movilidad, pero a la vez son peligrosas porque van a amplificar mucho más la polarización y la desinformación y hacen que la gente tienda a capturar más los mensajes vía percepciones que vía propuestas”.

La creciente polarización

Hechos de violencia política como los vividos en las últimas semanas han sido atribuidos al creciente clima de polarización que se vive en Colombia hoy por hoy.

Según la directora de la Misión de Observación Electoral, dicha polarización ha aumentado hasta niveles alarmantes:

“Lo que estamos encontrando es que ya por la polarización pasamos en las elecciones del 2022 y en las elecciones locales del 2023, y lo que estamos viendo y escuchando hoy son posturas muchísimo más radicales de cada uno de los sectores”.

Mauricio Cárdenas ha sido otro de los precandidatos que ha salido a las calles a hacer presente su precandidatura a las presidenciales del próximo año. | Foto: ESTEBAN VEGA LA ROTTA

La experta agrega que se ha venido hablando desde todos los sectores de la importancia de desescalar la forma en cómo se está dando la comunicación política pública. “No solo cómo se dan los intercambios entre aquellos que quieren ser candidatos, sino cómo se está dando la comunicación política pública, incluyendo aquellos que tienen los más altos cargos del Estado, hasta los que tienen representación política en los niveles departamentales, municipales y los jefes de los partidos”.

Por su parte, Juan Pablo Milanesse cree que este es un fenómeno que los líderes de los extremos políticos acogen como una herramienta más en la disputa política: “Me parece muy improbable que vaya a bajar la polarización porque los actores que están más a la izquierda y derecha le apuestan al aumento de la polarización, que es lo que más renta les da desde el punto de vista electoral”.

En esto coincide Sergio Guzmán, politólogo y director de Colombia Risk Analysis, consultora especializada en riesgo político.

“Yo creo que nadie tiene un incentivo real para despolarizar. La polarización beneficia justamente a la extrema derecha y a la extrema izquierda, que en este momento están viendo oportunidades de crecimiento. No estamos viendo un entorno político que busque hacer reducción de la polarización”.

“Lo que ahora estamos viendo es todo lo contrario a la disminución de la polarización. Ahí está el discurso de Uribe, del papá de Miguel Uribe, los trinos de Petro, de Saade... Estamos en un momento en el que los actores políticos han bajado el discurso a lo más bajo”, opina Dávila.

Frente a lo que será la campaña a la presidencia del próximo año, con los anteriores atenuantes, Pablo Milanesse asegura que, más que marcar un punto de inflexión, se tratará de un escenario inédito, pues dos de las figuras más relevantes -de un lado Álvaro Uribe Vélez y del otro el actual presidente Gustavo Petro, quien fue su eterno interlocutor- estarán por fuera de la contienda:

“Creo que en estas elecciones pueden haber, si se quiere, algunos indicios de cómo se podrá pensar la política sin estos grandes personajes”.