Tienen razón los municipios vecinos a Cali en no permitir que los escombros de la ciudad se trasladen a sus territorios.O que se depositen al río Cauca, del que se abastecen de agua varias poblaciones de la región.Los controles que se ejercerán en Palmira y Candelaria para evitar que allá terminen los desperdicios de las obras caleñas son una forma de enfrentar el problema.Pero la decisión que se necesita es definir dónde estará la nueva escombrera de la ciudad, un proceso que les quedó grande a varias administraciones municipales.Ojalá ahora sí se cumpla lo prometido por la Alcaldía actual, de comprar un lote y tenerlo funcionando en diciembre próximo.De esa manera los escombros que produce Cali se quedarán en Cali, sin causarles molestias a los vecinos o contaminar más el río Cauca.