Meses de sequía, de racionamientos de agua y energía, de padecer las temperaturas más altas de la historia terminaron la semana anterior. En la práctica, ello significa decirle adiós al más devastador fenómeno de El Niño que se haya presentado en décadas.Bastaron dos aguaceros para que Cali recibiera el 60% de las lluvias presupuestadas para este abril, y para que de paso se recordara cómo la ciudad puede colapsarse cuando le cae un poco de agua, como sucedió durante estos días en la zona del norte.Ahora, la preocupación regresa para las autoridades, la empresa de servicios públicos y los ciudadanos, porque los trabajos que se adelantaron para mitigar los efectos del invierno no parecen suficientes, como lo reconoce la misma Administración Municipal.SI bien las inversiones que se han hecho para mejorar los diques de contención, los sistemas de drenaje y reforzarlas laderas son importantes, siguen pendientes asuntos como hacer el cambio de las redes de alcantarillado o poner a punto lagunas como la de Charco Azul.Pero lo más grave es que pese a las experiencias anteriores no se ha logrado crear conciencia entre los caleños para que dejen de botar las 110 toneladas de basura que a diario se recogen en alcantarillas y canales de la ciudad.Ahí tiene Cali su problema más grave durante la temporada de lluvias, que lleva a que hoy, después de sufrir por el calor, se esté en alerta roja por los estragos que puede causar el invierno.