El régimen chavista le sigue pasando factura al periodista y líder de izquierda Teodoro Petkoff.

Para silenciar sus críticas a la dictadura venezolana y las denuncias que hizo desde su diario Tal Cual sobre actividades ilícitas dentro del Gobierno y las Fuerzas Armadas, fue demandado en abril de 2015 por Diosdado Cabello, hoy diputado y considerado el poder detrás de la llamada revolución bolivariana y jefe del cartel de los soles.

Entonces a Petkoff, junto con otros periodistas, se le prohibió salir del país y fue obligado a presentarse semanalmente ante las autoridades judiciales.

Aunque su proceso debió prescribir doce meses después, se prolongó por más de dos años sin ningún sentido, hasta que en septiembre pasado Cabello, en un “acto de magnanimidad” en consideración a la edad de Petkoff y a sus condiciones de salud, pidió el sobreseimiento del caso.

Lejos estaba el asunto de quedarse así: ahora un juez penal, no un juez civil que sería el competente, declara con “demencia vascular” al periodista de 85 años lo que significa quitarle sus derechos civiles y nombrarle un tutor estatal para que lo represente.

Según sus abogados en la decisión no mediaron ni conceptos médicos de especialistas, ni se entrevistó a su círculo familiar inmediato ni se siguieron los protocolos de ley.

Era de esperar que la dictadura en Venezuela recurriera a la forma más vil de degradar a un ser humano, declarándolo loco al estilo del comunismo soviético, para acallar a quien se le opone o se atreve a denunciarlo.