La protesta es un derecho constitucional que tienen los colombianos y que debe ser respetado.Pero cuando se convierte en vandalismo, que atenta además contra la infraestructura pública, hay que condenarlo y castigar a quienes lo promovieron.Fue lo que ocurrió en la mañana de ayer cuando un grupo de manifestantes que decían ser estudiantes y profesores del Sena taponaron el túnel de la Avenida Colombia que había sido puesto al servicio minutos antes, pintaron con grafitis sus paredes y atentaron contra el espacio público.Lo ocurrido es reprochable y ha causado con razón el repudio de los caleños, que recibían orgullosos unas obras que significan la transformación de su ciudad.A las autoridades les corresponde encontrar a los responsables, para que reciban su castigo y sus acciones no queden impunes.