Cuando se cerró el ‘basuro’ de Navarro en el año 2008 se creyó que en poco tiempo Cali dejaría de padecer los problemas ambientales generados por el escaso control a la disposición final de sus basuras.Tres años después, y luego de varias advertencias y promesas incumplidas, se comprueba que la filtración de lixiviados continúa, afectando algunos canales de aguas y al río Cauca.Otra secuela de la falta de decisión de la Superintendencia de Servicios Públicos, responsable de lo que pasa en Navarro luego de la liquidación de Emsirva.Los informes y las alertas hechos por las entidades ambientales no dejan lugar a dudas de lo que está pasando.Por eso, más que entrar en un debate sobre si hay o no contaminación, o dar explicaciones sobre las demoras en actuar, a la Superintendencia no se le puede olvidar que en riesgo se encuentra una ciudad con más de dos millones de habitantes que exigen una solución.