Aunque era una medida anunciada, causó escozor en algunos sectores la decisión de sacar de circulación 24 rutas de buses de la Avenida Pasoancho, para darle vía libre al MÍO. La razón del disgusto es que este cambio, que no tiene marcha atrás, exige modificar conductas ciudadanas muy arraigadas que se traducen en el caos y el irrespeto a las leyes.Cuesta tener que caminar más, cuando el viejo bus frenaba en la puerta de casa aunque rugiera y contaminara más.Cuesta respetar horarios, hacer fila y ceder ese bien tan escaso: la silla. Por eso el reto de la Administración local no son sólo los comparendos, ni los operativos. Ahora hay que garantizarle a la ciudad que el MÍO tiene el número de buses necesario para satisfacer la demanda, y elaborar campañas de educación que cambien las costumbres de los usuarios y los sintonice con las ventajas del nuevo sistema.