Los resultados del paro realizado la semana pasada en Cali por los llamados pequeños transportadores son lamentables.Veinte buses del MÍO resultaron dañados, tres personas quedaron heridas durante los disturbios y 28 manifestantes fueron detenidos. Queda claro que los caleños no están de acuerdo y rechazan estas formas de protesta.Más cuando es evidente que entre sus promotores figuran dirigentes políticos, quienes buscan explotar la situación y generar desorden en la ciudad. Por eso los transportadores, que en verdad necesitan resolver el problema, deben sentarse a dialogar y no dejarse manipular por unos cuantos forajidos.Cali está en un proceso de transformación que ya no se puede detener, y quienes se oponen están negando el progreso de la ciudad.