El Palacio de Justicia de Cali es el ejemplo de cómo una obra vital para una ciudad se retrasa por cuenta de las trabas que imponen la burocracia, la indiferencia y la gestión ineficiente.Apenas ahora, siete años y tres meses después de que un carro bomba detonado por las Farc destruyera la sede de la administración de justicia y dejara cuatro personas muertas, se completa la reconstrucción del complejo judicial.Fueron años en los que jueces y funcionarios debieron despachar en condiciones paupérrimas, con oficinas instaladas en cocinas o hasta baños y desperdigados por la ciudad.Y en que los más afectados fueron los caleños, que padecieron los problemas en la prestación de un servicio esencial como es impartir pronta y cumplida justicia.Ahora, entregadas todas las instalaciones, se espera que la Justicia en Cali opere con eficiencia.