Una sobreviviente. Esa es la mejor definición que hoy se le puede dar a la Laguna de Sonso.

El mayor humedal del Valle logró recuperarse luego de que manos criminales hicieron hasta lo imposible para secarlo y para dejar morir un ecosistema que es sinónimo de vida.

Hace un año el Departamento y Colombia miraban incrédulos cómo ese espejo de agua que ayuda a regular las aguas lluvias de la región, es hábitat de cientos de especies animales y vegetales, así como refugio de miles de aves que emigran hacia el sur durante el invierno en el norte del continente, se moría poco a poco.

Algunos inescrupulosos no tuvieron reparos en hacer un dique para evitar las inundaciones que ocasiona la laguna, desviar el cauce del canal natural por el cual se evacúan sus aguas hacia el río Cauca y de paso conseguir más terreno para sus actividades.

A ello se sumó el daño que ha provocado el cambio climático y la falta de acciones para darle la protección que ameritaba.

Por fortuna, el campanazo que dio el dique ilegal, sirvió para que las miradas se posaran de nuevo en la Laguna de Sonso y se diera el compromiso para su recuperación.

La intervención de la CVC, el acompañamiento de la comunidad aledaña que reconoce su riqueza y la declaratoria como sitio Ramsar que la convierte en patrimonio mundial y obliga a cuidarla, ya rindieron sus frutos.

Hoy Sonso está recuperada por completo, la vida regresó a ella y el Valle deberá velar para que así se mantenga a futuro su mayor humedal.