No hizo falta el espectáculo que pretendieron montar, con el pastor Jesse Jackson como mediador y otra vez con la participación de Piedad Córdoba, para que las Farc liberaran al exmilitar estadounidense Kevin Scott Sutay, secuestrado el pasado mes de junio.Su obligación era entregarlo a la Comisión Internacional de la Cruz Roja, sin ninguna condición ni con la parafernalia mediática a la que se acostumbró esa guerrilla con su práctica perversa del secuestro.La que con tozudez sigue negando realizar, ya sea con fines extorsivos o como presión en medio de la guerra que le sentenciaron a la Nación.En lugar de mentir al país y a la comunidad internacional, la obligación de las Farc es liberar a todos los secuestrados que aún tiene en su poder y contar qué pasó con aquellos que plagiaron hace años y de quienes nunca se supo nada más.A ver si así Colombia empieza a creerles que tienen alguna voluntad de llegar a una acuerdo de paz.