La sanción impuesta por la Fifa al futbolista de Uruguay Luis Suárez, que le impide jugar por nueve fechas, le prohibe entrar a los estadios durante el Mundial de Brasil y le impone una multa de US$112.000, es justa.Su agresión en el partido contra Italia, en el que mordió al defensa Giorgio Chellini, fue inaceptable. La competencia deportiva no se puede convertir en una oportunidad para agredir de esa manera a los rivales. Sin entrar a calificar la dureza de la sanción, a la Fifa le correspondía castigar la conducta indebida de Suárez dentro de la cancha.Así se deja por sentado que en el fútbol, ni en ninguna competencia deportiva, se pueden tolerar esas ofensas, que las reglas se respetan y se impone la ética.El juego limpio debe prevalecer y ser ejemplo para los aficionados.