El mercenario israelí Yair Klein arribó a nuestro país en 1987 para entrenar a grupos narcoparamilitares que en los últimos 20 años han perpetrado las peores violaciones a los Derechos Humanos.En 2006 fue capturado en Rusia y si el gobierno de ese país acoge la decisión del Tribunal de Estrasburgo de negar su extradición a Colombia, quedará en libertad y sera deportado a su natal Israel.De ocurrir esto, el tribunal contribuirá a mantener impunes los crímenes cometidos por los grupos que él entrenó, y ayudará que siga oculta la identidad de quienes lo trajeron a nuestro país. El Tribunal niega la extradición de Klein aduciendo que en Colombia su vida corre serio peligro, desconociendo que puede obligar al Gobierno colombiano a protegerlo como corresponde.Ello demuestra que para los europeos la defensa de los Derechos Humanos sigue siendo un asunto más de conveniencias políticas que de compromisos reales con la verdad.