Fuertes vientos, vegetación muy seca, altas temperaturas e irresponsabilidad son las causas del incendio que lleva cuatro días y ha afectado 600 hectáreas del Santuario de Fauna y Flora de la Sierra Nevada de Santa Marta.

El origen de la conflagración estuvo en las quemas que realizan los campesinos para preparar la tierra para sus cultivos, y ahora, por las condiciones climáticas y la compleja topografía de la zona, se ha dificultado el acceso de las unidades de bomberos y organismos de socorro que tratan de impedir que el fuego se extienda hasta el sector urbano.

Lo que más consterna es que para el alcalde de Santa Marta el desastre ecológico que sucede en la Sierra no parece trascendental ve como normal las quemas para “acomodar” terrenos para la siembra y apenas muestra alguna alarma porque el incendio se está saliendo de las manos.

Tan grave como la irresponsabilidad de los campesinos y la indiferencia del mandatario, es que la situación se ha repetido desde finales del año pasado.

Según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo y Desastres se han registrado 769 conflagraciones entre diciembre y marzo que consumieron 25.700 hectáreas.

Además del daño a la naturaleza, en riesgo está el patrimonio milenario construido por los pueblos de la Sierra Nevada, la montaña litoral más alta del mundo.

Quemar para sembrar no puede ser una costumbre aceptada, es una práctica que destruye el medio ambiente y un pulmón invaluable para los departamentos de Magdalena, Guajira y Cesar.