Que los representantes no asistan a los debates de la Cámara como les corresponde, es la historia que se repite en cada legislatura.Las constantes ausencias obligaron al presidente de la Corporación, Augusto Posada, a recordarles que faltar al trabajo significa el descuento del salario que devengan.Pero más que cumplir con sus obligaciones por evitar un castigo económico, deberían reconocer la importancia de cumplir la responsabilidad que adquirieron al momento de ser elegidos.Sin Representantes que asistan no hay Cámara ni Congreso, y por lo tanto no hay labor legislativa.Pero tampoco el número de leyes aprobadas es indicador el éxito de las corporaciones. Más que avalar proyectos a pupitrazos, su función es discutir las necesidades de la Nación. Ojalá se hagan efectivas las sanciones para quienes incumplan, pues estas ausencias le hacen daño al país y a la credibilidad del Legislativo.