El barco ambulancia ‘La Esperanza’ no naufragó realmente el fin de semana pasado cuando se hundió frente al muelle de Bahía Cupica.Comenzó a entrarle agua a borbotones cuando se quedó sin apoyo para la labor que realizaba desde hace 21 años: ir hasta los rincones más apartados del Litoral Pacífico y brindarles atención médica y en prevención de salud a las comunidades donde el Estado no ha sabido llegar.A esas poblaciones alejadas de la civilización, donde el desplazamiento de la gente es casi imposible y donde los recursos escasean, es donde ‘La Esperanza’ llega a salvar vidas.De ahí que la Nación se deba movilizar y disponer los recursos para evitar que el barco hospital termine sin opción hundido en el fondo del mar.Además del abandono y el acoso de la delincuencia, a la gente del Pacífico no se le puede dejar sin el servicio esencial que les prestaba ‘La Esperanza’.