De nuevo una protesta pacífica y ordenada como la que se celebraba el domingo con motivo del día del trabajo fue opacada por los desmanes de unos pocos.En Cali grupos de encapuchados atacaron sedes de instituciones bancarias y llegaron a generar un incendio en las instalaciones de un operador de telefonía.Y en ciudades como Bogotá y Bucaramanga la jornada estuvo marcada por choques entre encapuchados y el Esmad en los que varias personas resultaron heridas.Estos desórdenes que acaparan la atención de la gente por encima de los reclamos de los manifestantes, no pueden considerarse simples actos de vandalismo o de anarquismo. Es claro que tras ellos está el interés de organizaciones como las Farc de generar caos y miedo, y sabotear una protesta pacífica cuya realización es un legítimo derecho de las organizaciones sindicales.