La huelga convocada por el sindicato de pilotos de Avianca, Acdac, ya causa traumatismos en el transporte aéreo nacional y afecta a 18.000 viajeros cada día.

Frente al caos que ello conlleva, lo más inquietante es que no se vislumbra un pronto entendimiento entre quienes representan a los tripulantes en paro y los directivos de la mayor aerolínea del país.

Reconociendo el derecho que hay en Colombia para asociarse, protestar o cesar laborales si se consideran vulneradas las condiciones de trabajo, no se puede utilizar la necesidad de los usuarios de línea aérea como instrumento de presión en esa negociación.

O para exigir beneficios como los que pretende Acdac, algunos de los cuales se pueden calificar como exagerados.

La responsabilidad de garantizar la prestación de un servicio público como el transporte aéreo es en primer lugar de la Aeronáutica Civil, a la cual le corresponde tomar las medidas necesarias para evitar perjuicios a los viajeros.

No basta con tener más personal a disposición de los pasajeros para informarles sobre la situación o ampliar los horarios de operación en tres aeropuertos del país.

También se podría autorizar temporalmente a las otras aerolíneas que operan en Colombia para que cubran las rutas y las frecuencias que se verán afectadas, o permitir a Avianca la contratación de pilotos temporales.

Lo ideal es que empresa y empleados lleguen pronto a un acuerdo, pero mientras sucede se debe garantizar la prestación oportuna y eficiente de ese servicio esencial.