Siete incendios en los últimos tres días, casi todos ocasionados por manos criminales, indican a las claras lo que le espera a la ciudad en el verano que se inició hace algunas semanas. Y muestra como la irresponsabilidad se asocia con los intentos por apropiarse de tierras de propiedad del Municipio para implantar invasiones. A quienes producen esas conflagraciones no parece importarles que con ellas ponen en riesgo la integridad de las comunidades vecinas o la infraestructura que fue construida para atender sus necesidades de educación, de salud o de esparcimiento. Pero sí es necesario que esas comunidades denuncien a quienes producen esos incendios, obligando a los bomberos a realizar esfuerzos en los cuales se juegan hasta la vida por apagarlos. Más aún cuando el verano amenaza con extenderse durante muchos meses, en virtud del fenómeno del Niño que aumentará la sequía.