¿Cómo puede funcionar un Estado donde las instituciones de gobierno apenas funcionan dos días, doce horas a la semana?A tal absurdo ha llegado Venezuela como resultado de las decisiones de su presidente Nicolás Maduro para enfrentar los efectos de la mala gestión que padece el país y los problemas que ha generado en el suministro de energía.Es como si Venezuela continuara siendo la patria boyante de antaño, cuando el dinero del petróleo todo lo excusaba y alcanzaba para darse los mayores lujos imaginados, incluso un absurdo como paralizar por tiempo indefinido las entidades públicas. La diferencia es que hoy está en estado de postración, situación la que la ha llevado el régimen chavista en menos de dos décadas, con escasez de alimentos, carencia de medicamentos casi en un 100%, los peores índices de violencia e inseguridad de su historia, un racionamiento de energía que no da tregua y con una población que está llegando al límite de su aguante.Ahí está la razón de las protestas de los últimos días en diferentes ciudades, tanto como la razón para que 1,5 millones de venezolanos hayan firmado en solo dos días la petición de revocatoria del Mandatario.Es que cada vez más la población entiende que la situación de su país no es sostenible en el tiempo. Y que el suyo es un gobierno de espalda a la realidad, con una democracia entorpecida por los intereses y absurdos de un régimen.