El reciente asesinato de 44 presos en una cárcel del norteño estado de Nuevo León, México, no es un hecho aislado sino la constatación de la guerra declarada entre carteles de la droga.Los reos fallecidos eran integrantes del Cartel del Golfo, y fueron los guardias de la cárcel quienes los entregaron al Cartel de Los Zetas.Es el caso con mayor número de víctimas en un penal mexicano, pero no es el primero del año: en enero fueron asesinados 31 presos en Tamaulipas.El sistema carcelario mexicano está en un punto crítico, pues la guerra se trasladó a los penales y ha dejado un saldo de 330 presos asesinados en los últimos seis años.Cuando en un país ni siquiera los presos están a salvo de ser masacrados por sus enemigos, algo muy grave está pasando.Si hasta las autoridades carcelarias están plegadas a los deseos y exigencias de las organizaciones criminales, ¿qué protección podrán esperar el ciudadano, el juez, el funcionario honesto en las calles?