Que las pérdidas en el servicio de acueducto lleguen al 51,6% demuestra el fracaso de Emcali para controlar las conexiones fraudulentas y las fugas.Es inconcebible que sabiendo dónde se producen esas pérdidas no se haya hecho lo necesario para cerrar un hueco por el cual se escurren los recursos y las finanzas de la empresa.Peor aún es que por la falta de acciones en los últimos siete años las pérdidas se hayan incrementado en un 13%.Cuando se ven esas fallas la ciudad se pregunta cuál fue la labor de la Superintendencia de Servicios Públicos durante los 13 años de su intervención a Emcali.Si hubiera hecho lo que correspondía para disminuir las pérdidas en el servicio de acueducto y para detectar y sancionar a quienes se roban el agua potable, hubiera encontrado la forma de bajar la tarifa del servicio, para beneficio de los usuarios que quienes si lo pagan.