Como lo anunció hace un año, Venezuela se retiró ayer de la jurisdicción de Corte Interamericana de Derechos Humanos, abandonando así el compromiso firmado en 1977 para someterse y acatar sus decisiones.Los informes de la Corte sobre el deterioro de la democracia en ese país y su fallo a favor de Raúl Díaz Peña, acusado por el gobierno de los atentados contra la Embajada de España y el Consulado colombiano en Caracas, fueron la excusa del régimen chavista para su retiro.Una contradicción a su discurso de respeto a los derechos humanos, que con sus actuaciones se ha encargado de desvirtuar.El sistema de defensa de derechos humanos de la OEA ha actuado para proteger a los ciudadanos, así haya cometido errores como la condena a Colombia por la masacre de Mapiripán, que después debió reversar.Con su retiro, el Gobierno de Venezuela manda el mensaje de que aplica la ley del embudo: usa los derechos humanos para acusar a los demás pero no para acatarlos cuando se trata de sí mismo.