En una ola imparable se ha convertido cada año, cuando llega el mes de diciembre, la invasión del espacio público en el centro de Cali.Los cálculos más conservadores hablan de 6.000 vendedores ambulantes apostados en andenes, calles, corredores del MÍO y en cuanto hueco quede al descubierto en el corazón de la ciudad.Una invasión que llega al extremo de ser promovida por los mismos comerciantes de la zona, algunos de los cuales sacan a la calle sus mercancías, o venden el espacio público y les entregan los productos en consignación a los ambulantes, haciendo un negocio redondo. Frente a la avalancha de invasores las autoridades parecen estar maniatadas, incapaces de enfrentar a la horda que se toma a la ciudad en esta temporada navideña.Y los caleños sufren, otro año más, las consecuencias de ver cómo el centro se vuelve intransitable, aún más inseguro y carente de autoridad.