Es vergonzoso que en un país como Siria se realicen elecciones presidenciales en medio de una guerra civil que ha dejado 200.000 personas muertas.Y más cuando la población ha estado durante 40 años bajo el poder del régimen de la familia Asad.Por eso, los comicios del martes no son más que una farsa de Bashar Al Asad con la cual busca legitimar su dictadura y su obsesión por controlar el Estado.Con lo cual le niega a la población siria la posibilidad de elegir un gobernante que de verdad la represente. Así, lo que parece ser un acto democrático es sólo un disfraz para conservar el régimen totalitario que ha sometido a su nación. Con lo que se explica el por qué de una guerra tan prolongada entre el gobierno y la oposición, que solo terminaría el día que Al Asad acepte que su tiempo terminó.