Para la Cruz Roja Internacional, el Consejo Noruego para los Refugiados y la Cancillería de Colombia, las tres personas retenidas por la Guardia Bolivariana de Venezuela, cuando transitaban por las aguas compartidas del río Negro, llevaban 73 paquetes de ayudas humanitarias y alimentos para las comunidades indígenas del Guainía.

Según el régimen de Nicolás Maduro, sus tripulantes son contrabandistas que se desplazaban “con propósitos indubitablemente delictivos”, con algunas bolsas de comida, 45 kilos de material metálico “que se presume cobre” y varios tambores “para el trasiego de gasolina”, deducción que saca no obstante haberlos encontrado vacíos.

No sorprenden las declaraciones de la dictadura venezolana, que ha hecho de la mentira su instrumento para desviar la atención o responder a los reclamos de las autoridades colombianas o los organismos internacionales por sus acciones arbitrarias.

Son frecuentes las denuncias sobre incursiones venezolanas en territorio de nuestro país, así como la retención de ciudadanos colombianos bajo cualquier excusa.

Y nada hacen para detener las lanchas en las que el Eln, las disidencias de las Farc y los grupos criminales transportan a los secuestrados hacia Venezuela, llevan drogas ilícitas o traen armas para cometer toda clase de delitos en Colombia.

Que persiga a quienes sí son criminales, incluyendo a los miembros de la tiranía y cesen los abusos contra colombianos es lo que deben hacer quienes se apoderaron de Venezuela para delinquir.