Luego de ser la fugaz sede de un complejo para la formación en tecnología y de proponerse luego como el templo mayor de la salsa caleña, las antiguas bodegas de la Licorera del Valle serán ahora el lugar de reclusión temporal para menores infractores.Otra muestra de la improvisación que ha rodeado a ese bien público del Departamento y de la manera como se maneja el lío en que se convirtió la detención de niños y menores delincuentes.Con esta decisión se traslada el problema al pleno corazón de la ciudad sin darle la solución que requiere en verdad.Y se vulneran los derechos de niños y jóvenes, quienes más allá de sus errores merecen recibir un trato digno y estar recluidos en condiciones que les beneficien, les permitan su rehabilitación y su retorno a la sociedad.