Cuando la educación era un privilegio casi exclusivo para los hombres, el Liceo Benalcázar, se convirtió en el primer colegio en otorgar el grado de bachilleres a las mujeres caleñas.Cinco años antes, en 1936, había comenzado a gestarse la labor de una de las instituciones educativas más reconocidas de la ciudad.Desde entonces, Gloria Domínguez de Leroy ayudó a formar y a forjar a tantas generaciones de liceístas, primero como alumna, luego como maestra y durante 50 años como directora.Ella aprendió y luego transmitió las enseñanzas propuestas por sus fundadoras: que las mujeres además de esposas y madres podían ser líderes en cualquier campo que se propusieran; tenían derecho a opinar y actuar con libertad, rectitud y responsabilidad; y que su compromiso era ayudar a construir una mejor sociedad.Es el legado que les deja doña Gloria a quienes fueron sus alumnas y a una ciudad en la cual las mujeres han sido esenciales para su desarrollo.