Quince años, varias sentencias en las cuales se han desconocido sus derechos, y la pérdida de una porción importante del mar territorial en el Caribe, es lo que ha tenido que soportar Colombia a causa de las pretensiones de Nicaragua. Pero la película aún no acaba. Ayer, nuestro país debió acudir de nuevo a la Corte Internacional de Justicia en La Haya, a responder por una nueva acusación, según la cual, Colombia viola los Derechos del país centroamericano y lo amenaza con el uso de la Fuerza. A esa acusación debió responder el Gobierno, demostrando que las acciones de las autoridades colombianas actúan en defensa de nuestros nacionales y de la Reserva de Seaflower, amenazada por las malas prácticas de muchos pescadores nicaragüenses. Será pues otra confrontación, a la que no podemos escapar aunque nuestro país se haya retirado del tratado que le otorgó jurisdicción a ese Tribunal para resolver los conflictos internacionales que lo involucren.Es de esperar que ésta vez sí actúe apegado a los principios que rigen el Derecho Internacional y se abstenga de emitir otra de aquellas sentencias que reconocen la capacidad de lobby de Nicaragua, a costa de los derechos colombianos.Y que los argumentos sean lo suficientemente sólidos como para impedir que tengamos otro descalabro como el que debimos padecer en el 2012.