Cuando se daba como un hecho que Rafael Correa no se lanzaría a otra reelección presidencial en Ecuador, un grupo de sus partidarios le empieza a abrir el camino para un cuarto mandato.Si el Consejo Nacional Electoral de ese país valida 1’248.000 firmas recogidas, se deberá convocar a una consulta popular en la que se decida si se revoca la reforma constitucional del 2015 que hoy le impide a Correa presentarse en los comicios del próximo año.De aprobarse, se podría eternizar en el poder, porque no habría ninguna objeción para que se presente a la reelección de forma indefinida.Sin duda, Correa ha sido un buen líder a pesar de su egocentrismo y la paranoia que ha mostrado. Supo devolverle el prestigio a la institución presidencial después de los 38 golpes de Estado que Ecuador ha sufrido a lo largo de su historia y aprovechó el boom del petróleo para desarrollar la infraestructura y los servicios de su país.Pero otra cosa es que pretenda perpetuarse en el poder al que llegó en el año 2007 y en el que ajustaría 14 años de presentarse y ganar las elecciones presidenciales del 2017.Ecuador necesita renovación y buscar nuevos dirigentes que guíen a la nación hacia un mayor progreso.De lo contrario, lo que quedará en evidencia es el deseo de Correa por quedarse en el poder, como si su país y el mundo empezaran y acabaran con él.