La muerte de Pedro Oliverio Guerrero, alias ‘Cuchillo’, durante un operativo adelantado la semana pasada por la Policía, demuestra que el crimen nunca pagará en Colombia.Las características sanguinarias de ‘Cuchillo’ se ven en su extenso prontuario, en el que hay registrados 3.000 asesinatos cometidos desde cuando era jefe de un bloque paramilitar.Tras la desmovilización de las autodefensas decidió seguir en el negocio del narcotráfico y el crimen y a punta de entrenar sicarios y sembrar el terror se convirtió en amo y señor de una vasta zona en los Llanos. Al final, a ‘Cuchillo’ lo traicionaron personas cercanas a su entorno y los excesos a los que se acostumbró, que lo llevaron a encontrar la muerte ahogado, huyendo de las autoridades.Se trata de un contundente golpe de la Policía en el que infortunadamente murieron dos de sus integrante, que obliga a continuar la lucha contra el narcotráfico y las llamadas bandas criminales.