Si algo demuestra el abandono del Estado con respecto a Buenaventura, así como las dificultades para hacer que sus instituciones atiendan las necesidades de sus habitantes, allí está la situación de su alcalde. Detenido por acusaciones de corrupción en el manejo de los recursos para la educación, Bartolo Valencia está hoy recluido en una cárcel mientras no se sabe si Buenaventura tiene o no un representante legal. Y a pesar de que se han enviado comunicaciones a todos los niveles de la Administración Nacional y Departamental para solucionar la ausencia de Alcalde, la administración municipal sigue a la deriva desde el 1 de septiembre.Esa es la situación que vive la urbe más importante del Pacífico colombiano, y una comunidad de 300.000 o más personas que demandan de una autoridad municipal que los represente.