Mientras algunos sectores insisten en imponerle al país un diálogo de paz con la guerrilla, las Farc siguen cometiendo actos de terror contra civiles. Al asesinato de seis personas durante el robo del Banco Agrario en Caloto, Cauca, la destrucción de escuelas en Antioquia y la detonación de explosivos al paso de lanchas, se sumó el secuestro de 23 trabajadores de una petrolera en el departamento de Vichada. Por fortuna, 22 de ellos recobraron su libertad gracias a la presión de las autoridades y ahora el reto es lograr la liberación del único empleado que quedó en poder de los secuestradores.Ya es momento de que quienes promueven negociaciones con las Farc comprendan que mientras esa organización siga cometiendo secuestros, abusos y crímenes, dialogar será imposible.Y que deben dirigirse a convencer a sus cabecillas de lo inútil que es el seguir pidiendo reconocimientos mientras asesinan colombianos.