El derecho a la protesta es respetable, lo que es inadmisible es que quienes participan en las manifestaciones se crean con derecho a destruir todo lo que puedan. Es decir, al vandalismo.El miércoles Cali vivió otra vez una jornada en la que marchas reivindicando derechos terminaron en actos de violencia y destrucción que afectaron varias estaciones del MÍO, locales comerciales y propiedades particulares.Los caleños se preguntan cómo el Municipio sigue dando permisos para que se realicen esas protestas sin las debidas previsiones, cuando se sabe que los desmanes están anunciados.Lo que deben hacer las autoridades es anticiparse a los hechos y ejercer los controles necesarios para que las manifestaciones transcurran en calma y para judicializar a los vándalos.Así no se coarta el derecho a protestar pero se castiga como corresponde a quienes parecen vivir del caos y la destrucción.