Cómo se puede entender que quienes más violan los derechos humanos en Colombia ahora pretendan dárselas de moralistas y pidan que se le pongan límites a la guerra que ellos han generado.El ‘plan B’ expuesto por ‘Timochenko’, en el que pide regular el conflicto si fallan los diálogos entre el Gobierno y las Farc, es una forma de exigirle al Estado una especie de cese el fuego que resulta inaceptable.Si ‘Timochenko’ está interesado en la paz, tiene que ordenar a sus delegados en la mesa de diálogo que negocien con seriedad.Y buscar un acuerdo que refleje su intención de terminar con la violencia con la que atacan a la población y en general a las instituciones del Estado.El país les ha abierto, otra vez, la puerta para que si quieren se vinculen a la política en forma pacífica y a partir de allí logren los cambios que pregonan.