El recrudecimiento de las protestas en México, especialmente en el Estado de Guerrero, reflejan la indignación de la gente. Son las voces de los mexicanos exigiendo respuestas por la desaparición de los 43 estudiantes en Iguala y la ausencia e inoperancia del Estado y de sus autoridades para encontrarlos.Pero también por la corrupción y la penetración del crimen organizado a las instituciones del gobierno. Es inconcebible que luego de mes y medio no se sepa el paradero de los 43 muchachos y que además se descubran más fosas comunes con cadáveres sin identificar. Sumado ahora a la acusación de que la mansión de la esposa del presidente Enrique Peña Nieto fue adquirida a un consorcio chino que ganó una millonaria licitación estatal.Puede que las protestas no cambien la política en ese país, pero tal vez presionen al Estado a dar respuestas claras.