Las ocho multas que a diario se imponen en Cali por invadir los carriles del MÍO, muestran el poco respeto que muchos de quienes habitan en Cali tienen por normas y empresas construidas para su beneficio.

En los tres meses que van del año se ha sancionado a 719 personas, un número alto si se tiene en cuenta que durante todo el 2016 se impusieron 1.608 comparendos por esa misma razón.

Y todos incumplen la regla de no circular por esas vías construidas sólo para los buses articulados y sus alimentadores.

No obstante, por ellas transitan carros particulares, motos, ambulancias y vehículos de la Policía se trate o no de emergencias.

Incluso los peatones, los vendedores ambulantes y las marchas que cada tanto se realizan en la ciudad no tienen reparo en hacer uso de ellas y producir el caos.

La falta de autoridad puede ser una de las razones para que esas invasiones ocurran.

Pero lo que se demuestra es el escaso sentido de pertenencia hacia la ciudad así como la pérdida del civismo que fuera orgullo de Cali.

Respetar normas tan sencillas como la que prohíbe circular por los carriles del MÍO no debería ser consecuencia de la represión, sino de una convicción por mantener el orden en la ciudad y para garantizar la seguridad e integridad de todos.

¿Será que eso se soluciona poniendo un comparendo?