El municipio debe resolver los cupos para 30.000 estudiantes caleños que dejarán de asistir a los 73 colegios privados retirados del programa de ampliación de cobertura por baja calificación y por no cumplir los requisitos.Por eso, más que generar alarmismo, se debe comprender que no basta con que los niños y adolescentes asistan al colegio si no se les están brindando los conocimientos académicos y formativos que los preparen para enfrentarse a la vida y construir su futuro.La baja calidad de la educación es una de las consecuencias de un plan como el de ampliación de cobertura, que en el caso de Cali ha estado abocado al fracaso desde sus comienzos, cuando se convirtió en un negocio y le abrió las puertas a la corrupción.Ahora se deberá decidir si tal esquema es el más conveniente o si el Estado deberá retomar su obligación de construir más colegios públicos y tener maestros mejor preparados.