Los humedales no son botaderos de basura, tierra y escombros. Son el hábitat de muchas especies, pulmón de la ciudad y reguladores naturales de las fuentes hídricas. Buena reacción la del Dagma, que atendió las denuncias de la comunidad, reforzó la vigilancia y sorprendió en flagrancia a una volqueta que depositaba tierra en el humedal de la Carrera 118.Y buena también, la reacción de los vecinos de la Comuna 22, que hicieron respetar el humedal y denunciaron con prontitud a los conductores que pretendían contaminar este espacio natural. Además, como una muestra de que las autoridades y los ciudadanos conscientes pueden llegar a buenos acuerdos, la firma constructora responsable del daño se comprometió a asumir el costo del retiro total del material que fue arrojado al humedal. Si aprendemos que los humedales son sagrados, la ciudad no tendrá qué pagar el precio de su indiferencia con inundaciones.