Las palabras del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tras la masacre de trece personas en una universidad en el estado de Oregon, reflejan lo que está ocurriendo en ese país.Por un lado, la sociedad se está acostumbrando a unos hechos de sangre que se volvieron rutinarios. Y del otro está la facilidad para adquirir armas, al punto en que en muchos Estados se considera una necesidad.Lo que eso debería producir en el Congreso es la revisión de la interpretación de una enmienda constitucional, la cual ha llevado a que la libertad de portar armas para defensa personal se haya transformado en amenaza para la vida y tranquilidad de los estadounidenses. Mientras eso no ocurra, Estados Unidos seguirá expuesto a tiroteos masivos que hasta la fecha suman 294 en lo corrido del 2015, dejando un tenebroso saldo de muertos y heridos.