"Para Colombia, y en particular para el Valle, la cercanía con Panamá es una oportunidad que hasta ahora no ha sido aprovechada en toda su dimensión, lo que resulta inadmisible en un país comprometido con la vinculación al comercio exterior. A la par con la ampliación del Canal debería adelantarse la verdadera modernización del puerto de Buenaventura, lo que le daría a Colombia una ventaja única en la Cuenca del Pacífico".

La apertura del Canal de Panamá hace 100 años significó la transformación del comercio internacional y la modernización de la navegación marítima. El mundo ganó al conectar el océano Pacífico con el Atlántico, mientras para Colombia representó perder parte de su territorio y la posibilidad de ser la Nación que uniría al Planeta. Los 80 kilómetros que mide el cruce son la obra civil de ingeniería más audaz e importante de la humanidad en su historia. Desde que el istmo fue descubierto por Rodrigo de Bastidas en 1501, se supo que sería el paso más adecuado para acortar distancias entre Europa y Asia, tanto así que el Rey Carlos V de España ordenó de inmediato el primer estudio para la construcción de un Canal en Panamá. La idea se concretó cuatro siglos después, luego del fracaso de la compañía francesa con la cual Colombia negoció en 1881 la construcción y de 22.000 obreros muertos por enfermedades tropicales. Oportunidades que capitalizó el entonces presidente de Estados Unidos Theodore Roosevelt, quien convenció a su Nación de asumir las obras abandonadas, aprovechó la no ratificación en el Congreso colombiano del Tratado Herrán–Hay en el que se le cedía el control sobre la franja territorial por la que pasaría el Canal y apoyó militarmente las acciones separatistas de los panameños que se independizaron el 3 de noviembre de 1903. Roosevelt le entregó a su país un buen negocio que le duraría 86 años.El Canal es, como lo dice David McCollough en su libro ‘Un camino entre dos mares’, “Uno de los logros supremos de la humanidad de todos los tiempos y ninguna estadística de tonelaje o peaje puede transmitir la grandeza de lo que se logró… Es una expresión de ese antiguo y noble deseo de unir aquello que ha sido dividido, de reunir a las personas. Es una obra de civilización”. Desde que el buque Ancón lo cruzó por primera vez el 15 de agosto de 2014, un millón de barcos han utilizado el Canal, acortando distancias, agilizando la navegación marítima y reduciendo los costos para el comercio exterior. Desde hace 15 años es administrado por Panamá luego de que las protestas ciudadanas, algunas sangrientas, obligaran a Estados Unidos a devolver el Canal así como todos los terrenos cedidos, una transición que duró 20 años y un reto que se asumió como éxito. Ahora se espera la culminación en el 2015 de las obras de ampliación que permitirán el paso de embarcaciones Postpanamax, con el doble de la capacidad de carga actual, que han sufrido retrasos por los reclamos económicos del contratista. Para Colombia, y en particular para el Valle, la cercanía con Panamá es una oportunidad que hasta ahora no ha sido aprovechada en toda su dimensión, lo que resulta inadmisible en un país comprometido con la vinculación al comercio exterior. A la par con la ampliación del Canal debería adelantarse la verdadera modernización del puerto de Buenaventura, lo que le daría a Colombia una ventaja única en la Cuenca del Pacífico. Para nuestra Nación, es la hora de pensar en los próximos 100 años y no en el siglo que ha pasado desde que el Canal se le escapó de las manos.