Cali tiene sobre la mesa una oportunidad histórica: invertir más de un billón de pesos ya aprobados por la banca y destinados a transformar la ciudad. Son recursos que hacen parte del empréstito por $3,5 billones autorizado por el Concejo, y que hoy esperan convertirse en obras que marquen un antes y un después en movilidad, infraestructura social y competitividad.
El reto es enorme, pero lo más urgente es que la ciudadanía empiece a ver resultados. Ocho meses después de la aprobación del empréstito, se destacan avances en planeación y estructuración, pero todavía no hay desembolsos efectivos porque los recursos solo fluyen con hitos de obra. Ese detalle técnico es comprensible pero hay que acelerar para que, como lo dijo Santiago Castro, gerente del empréstito, en una entrevista con este diario, en diciembre de este año se empiecen a entregar las primeras obras hechas con recursos del crédito.
Cali ya ha vivido demasiadas veces la frustración de promesas incumplidas y cronogramas que se diluyen en el tiempo. Hoy no hay margen para repetir la historia.
Es cierto: ya hay activos 23 procesos de licitación por más de $202.000 millones colgados en el Secop y una hoja de ruta clara que apunta a entregar este mismo año proyectos. Sin embargo, la ciudadanía caleña, y más en estos momentos, necesita hechos visibles: bibliotecas abiertas, polideportivos funcionando y restaurados, calles reparadas, buses del MÍO rodando y el inicio de grandes obras como la tan anunciada renovación de la Avenida Ciudad de Cali. Solo así se recuperará la confianza en la gestión pública.
Las prioridades son claras: el tren de cercanías, que consolidará la integración regional; la renovación de la flota del MÍO, vital para la sostenibilidad del sistema; y el mantenimiento vial barrio adentro, que dará una respuesta concreta a comunidades que llevan años reclamando inversiones. A esto se suman proyectos estratégicos como el parque Cañaveralejo, la Vuelta de Occidente y la culminación de tramos de megaobras inconclusas.
No olvidemos que este empréstito fue aprobado en medio de largos debates y con la esperanza de que represente un salto de calidad en la inversión pública. La paciencia de los caleños no es infinita. Por eso es fundamental que el alcalde Alejandro Eder acelere los procesos de planificación y adjudicación.
No hay retrasos en cronogramas y se han cumplido los tiempos en los ocho meses iniciales, lo que es un buen indicio. Sin embargo, hay que tener en cuenta que con cada semana que pasa sin arrancar las obras, se pierde la oportunidad de generar empleo, mejorar la movilidad y devolverle dignidad a barrios olvidados, tal como lo ha dicho el Alcalde.
El empréstito, además, debe entenderse como una palanca de confianza de los concejales de turno a la actual Administración. Los bancos ya creyeron en Cali, algo que hace apenas un par de años parecía difícil. Ahora el desafío es que la Administración demuestre eficiencia y transparencia en la ejecución.