Pero debe decirse que esa solución no se consigue creando una cédula que será entregada a los habitantes de la zona, en la medida en que cualquier ciudadano venezolano o colombiano tiene iguales derechos a transitar por allí. Y así el régimen de Nicolás Maduro insista en controlar la salida o entrada de sus nacionales, nuestro gobierno no puede hacer lo mismo. Como no puede permitir que se repitan los malos tratos a nuestros connacionales.

En desarrollo de los acercamientos entre los gobiernos de Colombia y Venezuela, en San Cristóbal, capital del estado Táchira, están reunidas sus delegaciones para lograr la apertura definitiva de la frontera binacional. Con la necesidad de encontrar los acuerdos para levantar la absurda medida, también hay que pedir que no se repitan los maltratos contra los colombianos en el vecino país.El cierre se produjo el 19 de agosto del 2015, cuando en Venezuela sucedieron confusos hechos en los cuales murieron oficiales del Ejército de ese país en medio de acusaciones sobre contrabando en los cuales estaban involucrados grupos criminales de nuestro país y miembros de la Guardia Nacional venezolana. Además de clausurar la frontera, a partir de ese momento se usó a Colombia para justificar medidas dictatoriales y empezó una persecución contra compatriotas que vivían en territorio vecino, causando una crisis humanitaria de grandes proporciones. No fue pues un acto en el cual estuvieran involucradas las autoridades nacionales. Y fue tan grave la emergencia que hasta la ONU denunció los hechos, al igual que muchos sectores venezolanos rechazaron lo que consideraron una persecución injustificada y autoritaria. Como consecuencia, Colombia debió emitir muchas notas de protesta, mientras el gobierno vecino se empeñaba en acusarnos de todos los males que sin duda padece la zona fronteriza. Ahora, un año después y a solo semanas de haberse abierto por algunas horas corredores humanitarios para que más de cien mil venezolanos adquirieran en Cúcuta los alimentos y artículos de primera necesidad que no consiguen en su país, se produjo el acercamiento con el cual se quiere dar por terminado el incidente. Por supuesto, no hay mejor solución que reabrir esa frontera, creando mecanismos bilaterales para impedir que el desorden y la corrupción vuelvan a convertirla en tierra de nadie, ideal para el crimen y el contrabando.Pero debe decirse que esa solución no se consigue creando una cédula que será entregada a los habitantes de la zona, en la medida en que cualquier ciudadano venezolano o colombiano tiene iguales derechos a transitar por allí. Y así el régimen de Nicolás Maduro insista en controlar la salida o entrada de sus nacionales, nuestro gobierno no puede hacer lo mismo. Como no puede permitir que se repitan los malos tratos a nuestros connacionales. Otra cosa es que los venezolanos, necesitados como están de alimentos, fármacos y artículos de primera necesidad, necesiten ingresar a nuestro país para resolver sus necesidades. Pero eso no debe ser usado para repetir las acusaciones y los atropellos que se han cometido en la frontera y dentro del país vecino contra los colombianos. Por ello, el esperado acuerdo no puede ignorar lo ocurrido al momento de clausurar la frontera. Y debe fijar compromisos claros del gobierno venezolano para evitar que la delicada situación de la frontera vuelva a ser usada para involucrar a Colombia en la política interna del vecino, y en argumento para disculpar el fracaso del chavismo.