"Mientras los republicanos dieron una demostración de disciplina y renovación que les permitió alcanzar el triunfo, los votantes demócratas expresaron una mezcla de derrotismo y decepción, que los llevó a aumentar la abstención, a perder bastiones como los Estados de Oregon y Maryland, y a derrumbar su mayoría en el Senado."

“Los estadounidenses enviaron un mensaje: ellos quieren que hagamos la tarea”. Esa fue la primera reacción del presidente Barack Obama, una vez reconoció el rotundo triunfo del Partido Republicano, que en las elecciones parciales del martes anterior ampliaron su mayoría en la Cámara de Representantes, lograron el control del Senado y aumentaron el número de Estados bajo su gobierno. Aunque fue una votación parcial, el resultado no puede ser más indicativo de la opinión que tienen los electores en Estados Unidos. Mientras los republicanos dieron una demostración de disciplina y renovación que les permitió alcanzar el triunfo, los votantes demócratas expresaron una mezcla de derrotismo y decepción, que los llevó a aumentar la abstención, a perder bastiones como los Estados de Oregon y Maryland, y a derrumbar su mayoría en el Senado. A lo cual debe sumarse la caída en la favorabilidad del presidente Obama, que llevó a que muchos candidatos de su partido evitaran su presencia en las campañas, generando un reclamo del Mandatario, quien considera injusto que no se haya tenido en cuenta el hecho de que el desempleo haya caído al 5,9%, la cifra más baja desde el 2006.Es que los estadounidenses de clase media sienten en carne propia una disminución en su capacidad adquisitiva. Es decir, un empobrecimiento que contrasta con las grandes utilidades de las corporaciones empresariales y con el aumento de los ingresos en los segmentos más ricos. Allí puede estar una de las claves de la derrota, que se suma a la decepción causada por la falta de acción del Gobierno y la continua e insuperable disputa entre los dos partidos que han protagonizado la historia política de los Estados Unidos.En efecto, y si bien ese resultado no parece agravar la situación puesto que la mayoría republicana en la Cámara de Representantes ya había producido el bloqueo de los últimos años, la sensación es de desgano y de rechazo de los votantes sobre lo que está ocurriendo en Washington, entre el Congreso y la Casa Blanca. Ellos tienen claro que la lucha protagonizada por demócratas y republicanos impidió decisiones de gran importancia para sus problemas, casi todos económicos. Y lleva a pensar que como pasa en gran parte de América Latina, los intereses partidistas o personales se antepusieron a las necesidades y demandas de los ciudadanos, quienes votan por eso.Tal situación explica en gran parte la declaración del presidente Obama sobre el mensaje de los votantes. Que fue acompañada por las palabras del nuevo jefe de las mayorías, el senador republicano Mitch McConell, quien dijo al concluir una reunión convocada por el primer mandatario: “Sólo porque tengamos un sistema de dos partidos no significa que debamos vivir en un conflicto perpetuo”. Qué tanto han cambiado las cosas entre republicanos y demócratas, más allá de las palabras, lo dirá lo que sigue. Como la reforma migratoria, quizás el interés más importante para un país que sobrepasa los diez millones de personas en condición de ilegales, casi todos latinoamericanos dedicados a trabajar en condiciones de inferioridad.