"Así como se agotaron los recursos que deberían garantizarle al Hospital Universitario del Valle el cumplimiento de su misión social y de salud para el occidente colombiano, también se están acabando los calificativos para explicar una crisis tan absurda como peligrosa, que nace ante todo del incumplimiento del Estado y de algunas Entidades Prestadoras de Salud".

Así como se agotaron los recursos que deberían garantizarle al Hospital Universitario del Valle el cumplimiento de su misión social y de salud para el occidente colombiano, también se están acabando los calificativos para explicar una crisis tan absurda como peligrosa, que nace ante todo del incumplimiento del Estado y de algunas Entidades Prestadoras de Salud. A través de su historia de sesenta años, el HUV fue acumulando un conocimiento y una experticia invaluables. Como formador de médicos de la Universidad del Valle logró un reconocimiento que trasciende las fronteras, y ha sido foco de valiosas investigaciones que le otorgan un espacio de preeminencia en la medicina colombiana. Ahora, mientras se le exige que no interrumpa sus servicios a los segmentos más necesitados de la población, poco se hace por pagarle las deudas que superan los $150.000 millones. El resultado es que los médicos deben parar porque no reciben sus salarios. Los funcionarios también hacen lo mismo, aunque en algunos sectores son acicateados por intereses políticos que pretenden pescar en río revuelto.Y lo más grave de todo, es la contribución que deben pagar los pacientes del único hospital público de tercer nivel con que cuenta el suroccidente de Colombia. Da tristeza tener que registrar que son ellos los que deben llevar los suministros para atender sus dolencias porque el hospital no puede suministrárselas. Que no haya para pagar ni siquiera las gazas de una simple curación, y que se deban suspender cirugías de alta complejidad para enfermos venidos del Cauca, de Nariño, del Putumayo o del Valle.Eso es lo que ocurre hoy, a causa de un sistema incapaz de resolver la crisis en que se encuentra la salud. Por culpa de ella, al Universitario le adeudan sumas que parece increíbles, las cuales han crecido en la última década porque mientras no puede negarse a atender los pacientes del sistema subsidiado y de las Empresas Prestadoras de Salud, éstas no cancelan los servicios prestados. Como consecuencia, ya no tiene para cubrir la nómina que cuesta $15.000 millones al mes, ni para comprar insumos o pagar los servicios públicos.El peor resultado de todos está en centenares de tragedias que a diario protagonizan los enfermos y sus familiares, y el drama que experimentan sus 2.700 funcionarios y los médicos a quienes les adeudan dos meses de salarios. Ni los más extremos planes de austeridad sirven para resolver un desastre que no es causado por sus administración, así sea criticada, sino por el incumplimiento de un sistema que parece indolente. Y que no se diga que el problema es exclusivo del Departamento del Valle como propietario del Hospital.Si se permite que el HUV sucumba, Colombia estará destruyendo el patrimonio social y la entidad pública de salud más importante de la región. Que no se les olvide a los funcionarios del Ministerio de Salud y a las EPS incumplidas el daño que se está causando al llevar a la agonía a la casa de salud más importante para atender las necesidades de cerca de tres millones de colombianos de escasos recursos.