"Ahora queda el deber de los votantes de expresar su opinión en las urnas. Y ante la importancia de lo que está en juego para Colombia se hace necesario recalcar la necesidad de votar. Con ello se fortalece el mandato de quien resulte elegido y se da claridad sobre lo que deben ser la conducción de nuestro Estado durante los próximos cuatro años".

Hoy tendrá lugar la segunda y definitiva vuelta de las elecciones que definen el presidente de la República para el período que se inicia el próximo 7 de agosto. Las propuestas de los candidatos y su trayectoria pública ya son suficientemente conocidas. Queda entonces escoger entre las dos opciones y respetar la decisión que tomen la mayoría de quienes depositen su voto. Está explicado con suficiencia que en esta ocasión no hay posibilidad de votar en blanco. Pero, ante todo, existe la necesidad de reforzar la respetabilidad de la democracia. Para ello hay que ejercer el derecho a elegir, que es un deber. El nuestro es un sistema en el cual la participación de los ciudadanos se convierte casi que en un plebiscito que refrenda la voluntad nacional de que Colombia siga siendo gobernada por la democracia, es decir, por la decisión mayoritaria de los ciudadanos. La anterior recomendación es necesaria ante la abstención que se presentó en la primera vuelta, a pesar de existir una gran variedad de propuestas que cubrían todo el espectro político e ideológico del país, incluyendo la de votar en blanco. Más del 60% de los colombianos en capacidad de votar no lo hicieron, lo que deja grandes inquietudes en la medida en que ese resultado indica por lo menos una indiferencia grande sobre lo que ocurra en la definición de quién será el gobernante para los próximos cuatro años. O una forma de protestar contra lo que está ocurriendo en la política, lo que se convierte en una contradicción, puesto que el silencio nunca decide y quien no participa entrega su decisión a los que sí lo hacen, así sean éstos minoría. Los colombianos tendrán la posibilidad de elegir entre los dos candidatos que lograron la mayor votación el pasado 25 de mayo. Son ellos el presidente Juan Manuel Santos, quien a nombre de la llamada Unidad Nacional aspira a su reelección, y el exministro Óscar Iván Zuluaga, elegido por el partido Centro Democrático. Ambos cumplen los requisitos para ejercer la Primera Magistratura, y han hecho sus propuestas, las cuales han tenido la difusión que requieren. En esta ocasión existen inquietudes por la forma en que se desarrolló la campaña electoral, llena de descalificaciones y agravios, además de la apelación a recursos no del todo claros para tratar de desviar la información sobre uno y otro aspirante. También fue notorio el que la Paz en Colombia dejara de ser un propósito que convoque al consenso, convirtiéndose en motivo de divergencia y elemento de disputa en el terreno de la política partidista. Sin embargo, y aunque no es lo más deseable, ya está explicado con suficiencia lo que piensan los aspirantes sobre el asunto. Ahora queda el deber de los votantes de expresar su opinión en las urnas. Y ante la importancia de lo que está en juego para Colombia se hace necesario recalcar la necesidad de votar. Con ello se fortalece el mandato de quien resulte elegido y se da claridad sobre lo que deben ser la conducción de nuestro Estado durante los próximos cuatro años. Por eso es tan importante que los ciudadanos se hagan presentes hoy en las urnas.