"El Conpes que ofreció $1,63 billones para salvar el Cauca se convirtió en humo. O mejor, nunca nació, porque desde su inicio la Nación lo condenó al fracaso al ordenar que los recursos para salvar la cuenca deberían salir de las Corporaciones Ambientales y municipios ribereños, bajo el concepto de “el que contamina paga”. Y acabó de sucumbir ante la desidia de los Departamentos y la indolencia de los particulares que aprovechan el afluente y poco le devuelven".

En entrevista publicada ayer por El País, el gerente de la Empresa Vallecaucana de Aguas afirmó que el documento sobre el río Cauca emitido hace cinco años por el Consejo Nacional de Política Económica y Social, Conpes, “ya murió”. Es decir, el río tutelar del Valle y en cuyas riveras están ubicados 183 municipios de Colombia, se encuentra en la total indefensión y sin un futuro posible. La afirmación es de enorme gravedad para siete departamentos, y, en especial, para Cali que surte del Cauca el 70% del agua potable que consumen sus dos millones quinientos mil habitantes. Según puede deducirse, los ofrecimientos de recursos para controlar la deforestación de las cuencas desde su nacimiento hasta la capital vallecaucana, ya no existirán. Como no será posible adelantar las tareas de limpieza, de protección de los bordes del río o de sanción a quienes lo contaminan. Igual deberá decirse de aquellos dineros que serían utilizados para regular los afluentes del Cauca en la zona comprendida entre Cali y la Virginia, en el departamento de Risaralda. Con lo cual será imposible controlar su caudal, para evitar la erosión y las inundaciones que afectan a más de dos millones de personas que viven en los municipios vecinos al que se ha reconocido siempre como el segundo río en importancia del país. Así mismo, nada podrá hacerse en tal sentido en el trayecto que atraviesa el departamento de Antioquia y llega hasta la desembocadura en el Magdalena, en la zona de la Mojana en Bolívar, una de las más amenazadas por las crecientes del Cauca.Es decir, el Conpes que ofreció $1,63 billones para salvar el Cauca se convirtió en humo. O mejor, nunca nació, porque desde su inicio la Nación lo condenó al fracaso al ordenar que los recursos para salvar la cuenca deberían salir de las Corporaciones Ambientales y municipios ribereños, bajo el concepto de “el que contamina paga”. Y acabó de sucumbir ante la desidia de los Departamentos y la indolencia de los particulares que aprovechan el afluente y poco le devuelven. Y mientras tanto, cinco años después, el Cauca aumenta su deterioro en forma por demás alarmante, siendo los habitantes de los municipios los que deben padecer su contaminación, sus bruscas crecidas que causan daños enormes y la sequía que se produce en épocas de verano. Es como un huérfano que no tiene dolientes porque las entidades regionales se desentienden de su deber y la Nación afirma que es un asunto que no es de su incumbencia.En cualquier parte, la agonía de un río con la importancia del Cauca llamaría a la alarma general. Por eso, si algún asunto demanda la unión de las regiones en Colombia es el cuidado de este afluente: es su fuente de agua y les sirve al campo, la agricultura y la industria. Ha sido y sigue siendo un medio natural de comunicación, además de ser parte de la cultura del país. Por eso parece inexplicable que un funcionario anuncie la muerte de un documento Conpes que pretendía salvarlo y que los gobernantes y voceros de las comunidades guarden silencio ante tal hecho.