"Si se entiende bien, ni fue una delegación oficial del Congreso o de sus comisiones de paz, ni una decisión consultada con la Unidad Nacional, la alianza oficialista. Desde esa perspectiva, fue una delegación inconsulta la que el Gobierno autorizó a entrevistarse con los representantes de la guerrilla".

A pesar de que el Gobierno había declarado su propósito de apartar los diálogos de la Habana del espectáculo que antes hizo fracasar gestiones en el mismo sentido, el pasado lunes viajó a Cuba una delegación de congresistas que sorprendió a los colombianos. La pregunta es quién conformó tal delegación y por qué el gobierno autorizó el misterioso viaje. Lo primero que llama la atención es que la comitiva que visitó a los delegados de las Farc fue integrada por dos miembros de la Marcha Patriótica, dos integrantes del Partido Liberal, uno del Conservador, uno del Partido Verde y el presidente del Senado, Roy Barreras, Partido de la U. Si se entiende bien, ni fue una delegación oficial del Congreso o de sus comisiones de paz, ni una decisión consultada con la Unidad Nacional, la alianza oficialista. Desde esa perspectiva, fue una delegación inconsulta la que el Gobierno autorizó a entrevistarse con los representantes de la guerrilla. De acuerdo con informaciones que entregó el presidente Juan Manuel Santos, la visita tuvo como objeto informar a las Farc cuál es el proceso que deben cumplir en el Congreso los posibles acuerdos que se logren en los diálogos de La Habana. Y según el Presidente del Senado, se trató de instruirlos sobre el tiempo que queda para tramitar las normas requeridas en asuntos como la integración a la política y desarrollar la ley marco para la paz. Además de los que se requieren para establecer las consultas populares que sean necesarias, como un referendo que apruebe el acuerdo que se logre o la convocatoria a una Asamblea Constituyente como exige la guerrilla. Es decir, se acaba de hacer una excepción a lo que se consideraba regla de oro de la negociación. Según el senador Barreras, lo que hubo fue un mero informe en el cual se les comunicaba a las partes negociadoras, el Gobierno y las Farc, que deben lograr el acuerdo definitivo antes del 31 de julio, porque queda solo el segundo semestre del 2013 para discutir y aprobar la ley estatutaria que daría las garantías políticas y jurídicas que requiere el eventual acuerdo. O sea que el plazo se anticipó de noviembre como pedía el gobierno a julio como informa el Senador.Como era de esperarse, reaccionaron desde quienes dentro del Congreso y los partidos se muestran inconformes por una comisión que no fue autorizada por la Corporación y los órganos rectores de esos partidos, hasta quienes les parece que se ha pasado por encima de los postulados que se definieron al establecer los diálogos. Es decir, son muchos los colombianos que expresan su extrañeza por el viaje de la delegación a La Habana para hablar con los representantes de las Farc. Se dirá que todo es válido cuando de lograr la paz se trata. Pero eso no puede llevar a que se repitan los errores cometidos en los diálogos del Caguán. O que se sorprenda a la Nación con decisiones que están influidas por el calendario electoral, como lo afirmó el Presidente del Senado. La paz tiene unos tiempos, el más importante de los cuales es el que se requiere para convencer a los colombianos de que el eventual acuerdo que se logre con las Farc será justo y adecuado al interés nacional.