Mientras el futuro del mundo se juega en una guerra desigual y desalmada en Ucrania, los colombianos definiremos el domingo, en las urnas, el país que querremos para los próximos años.

Hoy, más que siempre, es importante elegir bien y de manera consciente a quienes se encargarán de tomar las decisiones nacionales, a quienes representarán los intereses de la provincia ante el poder central, a quienes deberán guiarnos por la senda de la recuperación o llevarnos al abismo del fracaso.

Como lo escribí ya en este espacio, las elecciones legislativas son tanto o más importantes que las presidenciales, porque es en el Congreso de la República donde se le puede cambiar, o no, el rumbo a Colombia.

Las reformas que tanto exigimos así como las que sabemos que no convienen, se tramitan en ese recinto. Los aciertos o errores de un Presidente y su gobierno pasan por los filtros de Senado y Cámara, entre otras razones porque es el escenario natural para hacer oposición, la que es proactiva y sana, no la de los insultos y descalificaciones que piensa primero en los intereses personales y por último en los de los otros 50 millones de connacionales. Acabar con la corrupción también comienza en el Congreso.

Por eso a cuatro días del 13 de marzo, si no ha decidido por quien votar a Senado y Cámara de Representantes, tómese un tiempito para conocer o reconocer quiénes son los candidatos. No le digo que mire las 2966 hojas de vida, pero sí que utilice filtros varios, como por ejemplo buscar a los vallecaucanos en esta competencia, qué proponen y cuáles están más comprometidos con el departamento y las soluciones a sus tantos problemas.

Vea entre los repitentes quiénes trabajaron más, no necesariamente los que presentaron más o menos proyectos de ley, pero sí lo que más hicieron por la comarca y el país. Entre los nuevos estudie quienes están ahí por conveniencia personal o llegaron de rebote porque se aprovecharon de las tensas situaciones -por usar un eufemismo- que han vivido en tiempos recientes el Valle y Cali. Mire quiénes tienen cara de ser figuras de quitar y poner, esos que atenderán las órdenes de otros y le servirán al gamonal de turno, como a la vieja usanza. Y no se deje meter tanto populismo, que de promesas bonitas pero imposibles de cumplir está hasta la saciedad Colombia.

La responsabilidad de votar bien el próximo domingo también tiene qué ver con los candidatos de las consultas partidistas. El 14 de marzo amaneceremos con los aspirantes a ocupar la Casa de Nariño ya definidos. Ahí empieza la verdadera contienda presidencial, lo de hasta ahora ha sido puro entrenamiento.

Hay de todo como en botica: culebreros que embaucan a punta de labia; brujos con falsas varitas mágicas; lobos capaces de comerse a la abuelita, al leñador y a Caperucita de un solo bocado. Lo bueno es que hay de dónde escoger pues también están los experimentados, los inteligentes, los decentes, los capaces.

Que ese por el que usted vote en las consultas sea el mejor, el que necesita hoy Colombia, el que gobernará para todos, respetará la democracia y realizará los cambios que imploramos, siempre en defensa y con respeto de los derechos consagrados en nuestra Carta Política. Ya veremos cuántos de ese amplio abanico de aspirantes al solio de Bolívar, amanecen firmes el lunes.

¡Ah!, y como el futuro de Colombia, y del resto del planeta, depende de lo que pase por estos días en el mundo, le hago otra petición: mientras se dirige a las urnas, ojalá a votar bien, eleve una oración a su Dios -o a la vida si es agnóstico- por quienes valientemente siguen en Ucrania defendiendo su país, su libertad, su derecho a decidir y no se dejarán aplastar por Vladimir Putin, el último tirano que apareció en la faz de la Tierra. Y haga una plegaria por los millones que huyen de su crueldad, por quienes han caído bajo sus bombas asesinas y por los que sufrirán las consecuencias de esta absurda y desalmada guerra.
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